Nosotros
¿Quiénes somos los salesianos?
La obra de Don Bosco está presente hoy en más de 138 países. En Argentina realiza su misión a través de cien sedes u obras salesianas en veintidós provincias, organizadas en torno a dos regiones: Norte y Sur.
Los Salesianos de Don Bosco somos una comunidad de consagrados y laicos que buscamos continuar el proyecto apostólico de nuestro fundador, San Juan Bosco, quien dedicó su vida en favor de los jóvenes más pobres, abandonados y en peligro.
Los salesianos queremos ser signos y portadores del amor de Dios para esos jóvenes, por eso educamos y evangelizamos buscando un desarrollo integral que haga de los chicos y chicas personas de fe, comprometidas, solidarias y responsables en la Iglesia y en la sociedad.
¿Qué celebramos?

El 14 de diciembre de 1875 comienza un capítulo fundamental en la historia de la educación y de la pastoral en nuestro continente: la llegada de los primeros salesianos a América.
Este hecho no solo marcó un hito en la Congregación Salesiana, que cuando recién conseguía la aprobación definitiva de la Iglesia dio un salto hacia la mayoría de edad, sino que también fue punto de partida de una misión que con los años ha tocado la vida de millones de jóvenes y de familias.
Los primeros diez jóvenes misioneros que arribaron a la Argentina enviados por el mismo Juan Bosco, abrieron el camino para lo que hoy es una vasta presencia en toda América.
Ciento cincuenta años después, en sintonía con la historia, los salesianos buscan mantener la osadía y el compromiso con la realidad de aquellos primeros misioneros: acompañar el sueño de los jóvenes, en especial de aquellos a quienes hoy la sociedad les quita la esperanza; estar del lado de las víctimas, de los pueblos originarios, de los más vulnerables y alimentar la utopía del Evangelio que brotó en el corazón de Laura Vicuña y de Ceferino Namuncurá.
¿Qué hacemos?
Don Bosco quería llegar a la mayor cantidad de jóvenes posible. Para eso buscó sumar a su obra a toda persona de buena fe que quisiera colaborar con el desarrollo y la evangelización de los niños, adolescentes y jóvenes.
Durante su vida, y aún más luego de su muerte, su espiritualidad y su particular estilo educativo dieron lugar a un vasto movimiento de personas de distinta condición —hombres y mujeres, jóvenes y adultos, religiosos y laicos— comprometidos con la vida de los jóvenes.
La grandeza de Don Bosco pasa por comprender que la promoción de los jóvenes era y es una empresa que obliga a no quedarse con lo ya conseguido. Por eso, siempre quiso crecer, ir más allá y trabajar junto con otros.
Actualmente la Familia Salesiana reúne a treinta y un grupos y asociaciones que, junto a los Salesianos de Don Bosco, son oficialmente reconocidos como parte del carisma salesiano. Y si bien esta diversidad es una riqueza en sí misma, encuentra otro tesoro al ubicar como centro de su acción educativa y evangelizadora a los jóvenes y su vínculo con Dios.
Siendo fiel a sus convicciones e intuiciones, Don Bosco se preocupó y se ocupó de confiarle a María Auxiliadora esta gran Familia. Es Ella quien garantiza el crecimiento de la obra de Don Bosco, el cuidado de sus hijos y la unidad de sus miembros.